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Agua de rosas, esencia en la cocina

Un insumo muy conocido por sus fines cosméticos pero que, aunque muchos lo desconozcan, tiene gran cantidad de usos en la cocina. El agua de rosas es ideal para dar un toque extra de aroma a una variedad amplia de preparaciones.

Siendo un producto que puede conseguirse en algunos locales especializados, es totalmente posible elaborarlo en casa. Los procesos no son nada complicados para obtenerla y utilizarla tanto con fines cosméticos -cuidado de la piel- como gastronómicos.

Para hacerlo, solo se necesitan cerca de dos tazas de pétalos de rosas. Muchas personas recomiendan que estas sean de un jardín propio o de alguno de confianza. Así, se asegura que la flor no tenga ningún tipo de pesticidas o químicos nocivos para el consumo.

La guía para lograr el agua de rosas

Método de reposo

  • Preferiblemente, usando agua mineral o destilada, ponerla a hervir en una olla.
  • Mientras calienta, disponer los pétalos en un bol que pueda taparse.
  • Una vez que hierva el agua, verterla en el recipiente de las rosas. Tapar el recipiente y dejar reposar por al menos 24 horas para que se concentre la esencia.
  • Colar el agua y reservar el líquido en un recipiente limpio.

Método de doble hervor

  • Aunque un poco más complicado, también es muy efectivo. En una olla grande, colocar una taza o un bol pequeño en el centro boca abajo.
  • Agregar los pétalos alrededor de la taza y echar agua sin llegar a dejar que floten.
  • Ahora, acomodar un recipiente pequeño sobre la taza. Este será el que recolecte el agua de rosas.
  • Por último, tapar la olla con una fuente de vidrio y colocar hielo encima. Poner a calentar.
  • Una vez que el hielo comience a derretir, sabrá que la taza dispuesta para recolectar el agua comenzará a llenarse. Una vez que se tenga suficiente, apagar todo y reservar el agua.

¿Cómo usarla?

Agua de rosas
Es perfecta para añadir en bebidas y postres

Según algunas fuentes, el mismísimo Leonardo Da Vinci era amante del agua de rosas, la cual bebía con un poco de limón y miel. Este ejemplo demuestra la versatilidad que tiene como añadido de bebidas como cocteles, infusiones y más.

Sin embargo, es mucho más funcional que eso. Aseguran que puede incluirse en algunos postres como panna cotta, gelatinas, galletas o helados, agregando algo de textura y además, mucho potencial de aroma. La idea es ir probando, según el gusto personal, y luego obsequiar a otros con su descubrimiento.

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