Pese a la popularidad de procesos como el champenoise o el charmat para la elaboración de espumosos, un viejo método gana fuerza en la actualidad. Los vinos Pét-nat, también conocidos como ancestrales en algunos lugares, son una vieja tradición que vuelve con fuerza.
Originarios de Francia, su nombre deriva de Pétillant Naturel, que podría traducirse como “naturalmente efervescente” o “naturalmente espumoso”. Según el sumiller español Javier Campo, estos podrían considerarse como los antecesores del actual champán, por las similitudes en su elaboración.
Los pormenores de los vinos Pét-nat

El propio Campo indica que los vinos Pét-nat, conocidos así por su origen antiguo, son vinos espumosos de una fermentación dividida en dos fases. Así lo explica el experto en vinos: “La primera fase se produce en un depósito, normalmente de acero inoxidable, donde las levaduras empiezan a trabajar convirtiendo azucares y demás en alcohol”.
“En la segunda fase, el vino (casi mosto) aún en fermentación se pasa a la botella y se tapa normalmente con una chapa para que siga fermentando y el gas carbónico propio de la fermentación se quede dentro de la botella”.
El método champenoise se diferencia de este considerablemente, puesto que, aunque el proceso comienza en una barrica o tanque y luego se sigue en la botella, se dan dos fermentaciones. Asimismo, en la segunda se añaden azúcares y levaduras que fomentan la fermentación. Entre otras diferencias que pueden consultarse aquí.
Los vinos Pét-nat se caracterizan por tener un perfil muy afrutado y fresco, además de una graduación “tranquila” según el sumiller. Asimismo, Campo destaca que tienden a ser de vida corta y que, contrario a muchos espumosos, pueden hacerse variantes tintas, blancas o rosadas.

“Al ser vinos de mínima intervención, las turbideces y los colores menos brillantes son fáciles de ver en estos vinos. Estas bebidas han cautivado a mucha gente por sus matices únicos”, comenta el experto en la bebida.
Dado lo natural de su elaboración y lo “auténtico” de sus características, muchos son los productores europeos o americanos que han mirado al pasado para revivir esta tradición. Campo comparte que, en España, productores de Cataluña, Andalucía, Extremadura y La Mancha se dedican, desde hace años, a hacer buenos vinos Pét-nat.
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