Al pensar en Suiza, un exquisito chocolate, un romántico fondue y una emocionante escapada a esquiar pueden ser algunos de los placeres que nos vienen a la mente. Pero aunque los exquisitos vinos suizos son también especialmente gratos, pocos pueden darse el gusto de disfrutarlos fuera de este hermoso país.
En un país con notables influencias francesas, alemanas e italianas, es lógico que sus vinos resulten muy interesantes. Aunque poco conocidos, se trata de un país con una larga historia vinícola que se remonta al menos hasta los días de la Antigua Roma.
Los vinos suizos resultan misteriosos para el resto del mundo. El motivo es que tan solo cerca de dos por ciento de la producción total se exporta; dejando prácticamente todo el vino para el consumo interno.
El privilegiado terroir de los vinos suizos
Suiza es una de las regiones más antiguas del corazón de Europa. Las montañas de los Alpes crean las condiciones idóneas para el cultivo de la vid prácticamente en todo el país. Existen aproximadamente 15 mil hectáreas destinadas al cultivo de Vitis vinífera; concentradas principalmente al sur y oeste del país. Se cultiva tanto uvas blancas como tintas, un poco más de estas últimas.
Las cepas más plantadas en Suiza son la pinot noir, seguida de la chasselas, y en menor escala algo de gamay, merlot, sylvaner, petit arvine, y otras cepas regionales. Además de producir blancos, tintos y rosados tranquilos, en Suiza se produce un vin des glaciers, de elaboración similar a la del jerez.
Si alguna vez se les presenta la posibilidad de obtener un vino suizo, no duden en aprovecharla; será una experiencia que pocos fuera de Suiza logran disfrutar, y que vale la pena experimentar.