Pisto manchego a lo Almodóvar, solo tomate y pimentón


Pisto manchego
El origen de la palabra proviene del latín pistus (machacado) y la historia sobre la procedencia del plato tiene varias versiones. La más popular narra que en el siglo IX llegó a la corte (en la península Ibérica) un poeta, gastrónomo y músico de nombre Zizyab, quien introdujo sus costumbres orientales. Entre estas, una receta que preparó para la boda de la princesa Al-Buran con el califa abbasi Al-Ma'mün, hijo de Harun-al-Rashid, el califa inmortalizado en los cuentos de Las mil y una noches. A ese plato lo llamó al-burmayya, en honor a la princesa y fue el origen de la alboronía, precursora del pisto. Con la llegada de alimentos provenientes de América, las recetas fueron cambiando, y esta fue una. Se sustituyó el membrillo por tomate y pimentón y surgió el pisto. En La Mancha simplificaron su elaboración y nació el pisto manchego, que tanto gusta a Pedro Almodóvar. La receta, que copió de su madre, sigue el principio de utilizar básicamente cuatro ingredientes: pimentón, tomates maduros, aceite de oliva y sal. https://www.youtube.com/watch?v=qrDFQWCl1EQVía Retroclips
Ingredientes
- 1 kilo de magro de cerdo, de la parte del jamón
- 1 kilo de pimentón
- Aceite y sal
- 1 1/2 kilos de tomates maduros
Preparación
- Picar los filetes de lomo de cerdo en trozos pequeños. Calentar suficiente aceite (que los cubra) y freír en una sartén. Con cuidado, colocar los filetes en el aceite caliente, remover y agregar sal al gusto.
- Mientras tanto, picar el pimentón en tiritas. Sacar los filetes cuando estén dorados (estos se pueden guardar para otra preparación) y, en el mismo aceite, poner a freír el pimentón bien picadito.
- Luego, picar los tomates en cuadritos y, cuando el pimentón esté cocido, agregarlos. Dejar hervir y bajar el fuego, para cocer durante una hora.
- Pasado ese tiempo, se retira del fuego y se sirve caliente.
- Si se desea conservar, se deben tener envases de vidrio esterilizados. Estos se rellenan con el pisto aún caliente, se tapan y se colocan boca abajo durante toda la noche, sin que les de la luz, para conseguir el vacío en su interior. De esta manera se pueden conservar durante algunas semanas.
- Para guardarlos más tiempo, se hierven, una vez llenos pero sin tapa, a baño de maría con trapos entre los potes, durante 10 minutos. Luego se cierran bien y se vuelven a hervir por media hora. Se sacan con cuidado y se colocan en un lugar seco y oscuro.