Europa es el hogar de las tres naciones más productoras de vino, Francia, España e Italia. Fieles a su tradición vinícola, el continente cuenta con varios museos dedicados a la amada bebida.
Cada uno de estos recintos alberga historia importante de la relación del vino con la cultura del país. Son destinos enoturísticos para conocer más y adentrarse en el extenso mundo del fermentado de uvas.
De copas por los museos europeos
Museo Vivanco de la Cultura del Vino (España)
Fundado en 2004, es propiedad de Bodegas Vivanco, ubicada en la excelente región vinícola de la Rioja Alta. Es un lugar sumamente amplio y con una variedad excelente para los viajeros.
El museo tiene el lujo de haber sido nombrado como el mejor del mundo dedicado al vino en 2007, mención de la Organización Mundial de Turismo. Cuenta con una amplia exposición permanente, que tiene el objetivo de “divugar, educar e interactuar” con el usuario. Asimismo, constantemente disponen muestras temporales con diversas temáticas.
Uno de sus atractivos es el Jardín de Baco, en el que los visitantes pueden recorrer viñedos y conocer más de 200 tipos de uvas de todo el globo.
La Cité du Vin de Burdeos (Francia)
La Ciudad del Vino no es su nombre en vano. Un centro que combina la innovación de su arquitectura moderna con la tradición milenaria del vino. Abrió sus puertas al público en 2016, en la ciudad de Burdeos, con más de 13.000 metros cuadrados para recibir a los interesados.
Su oferta es una experiencia multisensorial e inmersiva donde se aprenderá de vino en todo sentido. La propuesta tiene una gran cantidad de exposiciones permanentes y siempre se ingenian alguna temporal que llama la atención.
Ya que se encuentra ubicada a orillas de un río, una de las actividades favoritas es la cata de vinos en el mirador. Todos gozarán de una muestra global de buenos ejemplares mientras disfrutan de la vista.
Es un sitio inclusivo, pues sus guías digitales se ofrecen en ocho idiomas (francés, inglés, español, japonés, neerlandés, alemán, italiano y chino). Asimismo, hay áreas infantiles.
Museo del vino de Barolo (Italia)
En el imponente y hermoso castillo Falleti di Barollo, se oculta uno de los destinos más atractivos para descubrir más sobre la bebida. Se encuentra en Langhe, región famosa por sus buenos vinos y hermosos viñedos.
Con actividades interactivas para todo tipo de público, ha ganado con el paso del tiempo más adeptos desde su inauguración en 2010. Incluso, se dice que recibe más de 50.000 turistas cada año.
Su enoteca, con algunos de los mejores vinos de la región, es la excusa perfecta para gozar de un brindis con todos los presentes.
Museo del vino de Oporto (Portugal)
El Museu do Vihno do Porto es el lugar apropiado para conocer más de los ejemplares portugueses que gozan de fama internacional. Es un punto interesante para visitar en la ciudad y beber buenas copas durante el recorrido.
Se encuentra en un antiguo edificio del siglo XVIII y es toda una muestra de historia. Su colección de botellas antiguas y de material fotográfico que retrata la evolución de la producción del Oporto es calificada de maravillosa.
Una de sus apuestas trabaja de la mano con varias bodegas locales, que permiten realizar visitas guidas por todos los recintos.
Museo de Pleven (Bulgaria)
Su principal atractivo está en su ubicación: una cueva en el parque Kaylaka. La estructura subterránea ha llamado la atención de viajeros y amantes del vino de todo el mundo, quienes se sumergen en su interior para ver sus exposiciones.
En su interior esconde botellas con muchos años de existencia, así como muchos instrumentos importantes en la elaboración de vino y de la cultura búlgara.
Cada cierto tiempo llevan a cabo catas con sumilleres profesionales. En estas, los participantes tienen la posibilidad de probar algunos de los vinos más distinguidos de la nación europea.
Museo del vino de Sámos (Grecia)
Sámos, isla griega, tiene otro de los museos más interesantes. Desde 2005 atrae amantes de la bebida de diferentes rincones que disfrutan de sus exposiciones y degustaciones.
Anteiormente, el lugar era una de las bodegas más antiguas de la isla, pero ahora es propiedad de la Unión de Cooperativas de Vino de Sámos. En su interior se conservan barricas enormes de madera con más de un siglo de antigüedad.
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