Cuando Ricardo Loreto era un adolescente, tenía claro que se quería dedicar al mundo de la gastronomía. Esa inspiración provenía de su padre Agustinho, un portugués que llegó a Venezuela a echar raíces cuando apenas contaba con 16 años. Así, como él, muchos inmigrantes europeos formaron parte del crecimiento y desarrollo de nuestro país.
Con el tiempo, su progenitor -actualmente de 85 años- comenzó con una carnicería y luego tuvo una arepera. Esa pasión y constancia por el trabajo, cualquier día del año, de iniciarlo muy temprano y cerrar muy tarde, fue la que aprendió el joven empresario.

Cuando apenas tenía 24 años, Ricardo estaba fascinado por los famosos kioscos y carritos de parrilla de las caraqueñas urbanizaciones Santa Mónica y Los Chaguaramos. Así que, junto a un socio, replicó ese concepto en el este de la ciudad, específicamente en la avenida Blandín de La Castellana.
Bajo el nombre de Papa Grill, el 14 de febrero de 2002 abrió un modesto comedero. El plato de parrilla y las hamburguesas no tardaron en atraer a los comensales, en muchos casos con filas de espera incluidas. Era una parada de “predespacho” para quienes después se iban de rumba.

Y así, poco a poco, fue creciendo y ampliando las opciones. Con la llegada de la pandemia y todo lo que eso implicó, se quedó sin socio. Y a pesar de tener todo en contra, esa inspiración de Agustinho, su padre, lo motivó a seguir adelante. Esta vez, solo, al frente de su negocio, que actualmente tiene un poco más de dos décadas.
De modo que hizo los cambios correspondientes: remodeló, amplió su oferta gastronómica y cambió el nombre a Grill House.

La especialidad
Sin mayores pretensiones, el establecimiento es pequeño y acogedor, en el que se puede ver cómo se trabaja en cocina. Su mayor capacidad es para 23 comensales: cuatro mesas para igual número de personas y siete puestos en barra.
Una de sus fortalezas siguen siendo las parrillas. Hay de carne, pollo, mixta, de croquetas de pescado y camarones rebozados, entre otras. Todas son abundantes. Por ejemplo, la de carne o pollo trae 170 gr de la proteína más 220 gr de contorno, que puede ser yuca sancochada o hallaquita. Pero la de la casa, Grill House, es ideal para dos personas, pues trae 300 gr de proteína (carne y pollo) más 300 gr de contorno, aparte de morcilla y chorizo.

Otro punto a favor son los tiempos de espera. “Los procesos están estandarizados y en menos de cinco minutos el cliente recibe su parrilla jugosa”, precisa a Cocina y Vino Ricardo Loreto. Efectivamente fuimos testigos de que es así.
En relación con las hamburguesas, las hay de todo tipo, con opciones realmente interesantes, como las de atún, chuleta y hasta una de pescado rebosado con cangrejo. Lo mismo ocurre con los pepitos: uno de los favoritos, y nuevo en la carta, es el de camarones con cangrejo. Recomendado.

En ambos casos, las hamburguesas y los pepitos son generosos en relleno, un plus que podemos destacar del lugar.
Pero hay más en Grill House
Una de las particularidades del restaurante es que ofrece desayunos a partir de las 7:00 am. Las típicas empanadas se hacen presentes con rellenos tradicionales. Sin embargo, hay otras pocos comunes, con un toque particular, como las de Cordon Blue, chorizo con huevo, morcilla con queso, camarones al ajillo, chuleta con queso, y carne o pernil con queso.
El menú de Grill House también incluye, entre otras opciones, ensaladas, perros calientes y delicias dulces. Estas últimas “son elaboradas por mi tía, excepto el tocinillo, que no los hace un proveedor”, comenta Loreto. Pudimos degustar varias: tiramisú, tres leches, marquesas y el propio tocinillo, que no son para nada empalagosas, cosa que se agradece.

Ofrecen varios tipos de tequeños, con masa tradicional y de hojaldre. Están aceptables, aunque deben hacer mejoras con el de queso, de manera que se derrita totalmente.
Materia prima de calidad
El servicio es bueno, al igual que la calidad de los productos, lo que mejora aún más la experiencia, algo que en estos tiempos se valora mucho. Por ejemplo, los panes son elaborados por Pan Alemán, una empresa apreciablemente consolidada.
La carne, tal como nos confiesa Ricardo Loreto, la preparan ellos. “La compramos directo al matadero, la procesamos y la molemos. Hacemos todo acá”, precisa. Aparte, trabajan con 70% carne y 30% grasas, para mantenerla jugosa y no se seque. Y la condimentan sólo con sal, pimienta y salsa de ajo.

“Los embutidos, como morcilla y chorizo, son de La Montserratina y las salchichas que utilizamos son Plumrose. Los jugos los hacemos con pulpa y los preparamos también nosotros, al igual que las salsas”, expresa.
Al ser consultado sobre cómo ha logrado sobrevivir a la crisis y la competencia, Loreto no duda en afirmar: “Al comienzo esto era un techito, con un toldito, que he logrado ampliar con trabajo y sacrificio. Me he tenido que reinventar y evolucionar, y esto aplica con los platos de Grill House”.
Coordenadas
El restaurante abre todos los días. @grillhouselacastellana (Instagram).
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