Si hay algo con lo que son implacables los franceses es con sus normas a la hora de cocinar y comer. Hasta el más mínimo detalle de una preparación tiene su importancia, desde el deshojado de la lechuga hasta la forma en que se lleva a la boca con el tenedor.
La ensalada verde es un típico acompañante en la gastronomía mundial. Muchísimos son los platillos que servidos con hojitas de lechuga bien aderezadas caen estupendamente bien en el paladar y el organismo. Sin embargo, para los franceses, no se trata de una simple mezcla de matas verdes con vinagre y aceite de oliva.
Hay muchas costumbres y reglas de trasfondo que si no se cumplen, sería un delito para los comensales galos.
Primero que nada, en una mesa francesa solo puede comerse la ensalada en un momento en específico: después del plato principal y antes de un buen trozo de queso. Algunos dicen que esto se debe a que ayuda a limpiar el paladar y contribuye con la digestión. Lo cierto es que prefieren no comerla al mismo tiempo que el queso porque según su criterio, la vinagreta opaca los sabores sutiles de éste.
Sobre su preparación, los expertos aseguran que la lechuga debe enjuagarse solo con agua por siete veces, para erradicar cualquier rastro de tierra. Luego viene el secado, uno de los pasos más cruciales.
Una lechuga húmeda o mojada es desagradable para la mayoría de las personas, pero para los franceses es algo realmente atroz. Debe estar totalmente seca y firme para luego poderla trocear en pedazos tamaño bocado. Eso sí, con las manos, pues los cuchillos de acero hacen que se oxide.
Para una ensalada verde al mejor estilo francés no se necesita nada más que las hojas de cualquier clase de lechuga y una buena vinagreta.
La razón por la que ellos no acompañan su ensalada con otros alimentos como tomate, pepino o cebolla, es porque consideran que su lechuga es demasiado deliciosa como para opacarla con algún otro sabor.
En el plato
Otra regla fundamental es la del tiempo en el que debe verterse la vinagreta. Solo a instantes de comenzar a comerla es que se debe colocar el líquido sobre las hojas, pues si se hace con mucho tiempo de antelación, el vinagre empieza a cocinar la lechuga y esta pierde su particular textura.
Por último, los franceses exigen que no se corte la lechuga con cuchillo, pues como se mencionó anteriormente, el contacto de la hoja con el metal hace que ésta se oxide y se torne muy desagradable.
Si hay un trozo demasiado grande, lo ideal es doblarlo o enrollarlo con la ayuda del cuchillo, de modo que pueda introducirse cómodamente a la boca.
Es importante poner en prueba todas estas recomendaciones para poder disfrutar de una ensalada verde como se debe, y sobre todo, para no hacer enojar a ningún francés. ¡Bon Appétit!
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