Para muchos cocineros, no hay nada mejor que exaltar los ingredientes del lugar de donde provienen. Insumos con los que se identifican fuertemente y pueden obtener de primera mano, resaltando la frescura de estos en cada plato. Tal es el caso del reconocido chef francés, Régis Marcon, quien ha alcanzado el éxito imponiendo los sabores locales.
Cuestión de familia
Nacido en 1956, en el poblado de Saint-Bonnet-le-Froid, en el seno de una familia dedicada a la agricultura, siempre se vio relacionado con una gran cantidad de ingredientes. Posteriormente, por razones de la vida, los Marcon se tuvieron que trasladar a un ámbito más urbano, donde pasaron a dirigir un pequeño bar en la localidad.
Fue entonces cuando Régis, siendo aún muy joven, comenzó a interesarse por las artes culinarias, sabiendo que quería formase en ello. Rememora que su madre, quien era una apasionada de la cocina, fue una de sus primeras mentoras. A los 18 años, ya había obtenido su primer título de un programa de formación gastronómico, el cual realizó en Grenoble.
Cinco veranos más tarde, en 1979, su progenitora le pasó el testigo como chef principal de un restaurante en un hotel en su ciudad natal. Ahí fue donde comenzó a desarrollar sus habilidades y a marcar su estilo en los fogones. Aquella época le sirvió para conocer a quien se convertiría en el amor de su vida, Michèle, con quien se casaría al poco tiempo.
El primer gran reconocimiento
Su esfuerzo y dedicación en el recinto finalmente dieron frutos, pues recibió su primera estrella Michelin en 1990. Los años posteriores significaron un gran avance para la carrera de Régis Marcon. Una vez “estrellado” por la reconocida guía roja, comenzó a recibir galardones por su exquisita labor en el local. Uno de los momentos más importantes llegó en 1995, cuando fuera ganador del premio Bocuse d’Or, concurso conocido como “Las Olimpiadas de la Gastronomía”.
Para 1997 le fue adjudicada su segunda luminaria, lo que reflejaba que su trayectoria se encontraba en constante ascenso. Posteriormente, sus colegas lo eligieron chef del año, en su país, en 2001. Asimismo, fue nombrado Caballero de la Legión de Honor francesa en 2002 y al año siguiente fue exaltado por la Academia Bocuse d’Or. Finalmente, la cereza del pastel llegó en 2005, cuando se le premiara con el triestrellado.
El sabor de Régis Marcon
Desde siempre, el cocinero ha sido un entusiasta de los ingredientes propios de su localidad, Saint-Bonnet-le-Froid. Siempre ha manifestado su devoción por los hongos comestibles, infaltables en cualquiera de sus menús. Sus conocimientos sobre la agricultura lo han ayudado por años a ser él mismo quien recolecte estos insumos para sus preparaciones.
“La temporada predilecta de este restaurante es el otoño. Es entonces cuando, en la intimidad del sotobosque (área de un bosque que crece más cerca del suelo) de hojas cobrizas, tiene lugar la recolección de esas setas que han hecho la reputación del local. Carnes de la zona, lentejas verdes del Puy, quesos locales, etc. La cocina de los Marcon se magnifica aún más con naturaleza. Además, el edificio, todo acristalado, le rinde también un espléndido homenaje”, citan los críticos de Michelin.
Alianza padre e hijo
El mismo año en que alcanzó lo más alto de la guía roja, el galo inició un nuevo proyecto gastronómico en su ciudad de origen, Régis et Jacques Marcon. En este lugar, el cocinero y su hijo emprendieron un viaje por lo mejor de la cocina local y sus alrededores.
La visión de la cocina francesa desde un óptica contemporánea del dúo no tardó en darle éxito al local. Hoy en día, este ya posee tres estrellas y es considerado uno de los mejores establecimientos europeos clásicos por Opinionated About Dining (OAD).
Por otra parte, Régis ha sido autor de diversos libros culinarios que han sido un éxito en su país y en el entorno internacional, y dirige una escuela de cocina y diferentes establecimientos en Francia, junto a Jacques.
Sin dudas, Régis Marcon es una muestra de que no hay que ir muy lejos para encontrar algo con qué preparar un plato de calidad mundial.
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