¿Por qué la naranja sanguina no es naranja? Parece un juego de palabras, pero no lo es. En las tierras sicilianas se da una variedad de naranjas cuyo color no es el anaranjado al que estamos acostumbrados. A esta variedad, que no es de color naranja, se le conoce como naranja sanguina o de sangre.
La naranja sanguina recibe su nombre gracias al color intenso de su pulpa, anaranjado muy oscuro, casi rojo. También tiene vetas rubí, bermellón, carmesí encendido y casi negras. La cáscara es del mismo color, matizado con rojo o púrpura, y al percibir el fresco aroma del fruto se nos hace agua la boca.
Naranja sanguina y su distintivo color
Las zanahorias, la yema de huevo y todas las variedades de naranjas poseen caroteno, un pigmento natural que les otorga su color distintivo. Sin embargo, las naranjas sanguinas —al igual que las naranjas moro y tarocco sicilianas— producen un tipo de pigmento distinto, al que se le llama antocianina. Es este el encargado del distintivo color del cítrico fruto.
Si el pigmento se forma de manera natural, ¿por qué las naranjas sanguinas se dan únicamente en Sicilia? Si las plantó en otra parte del mundo, ¿el color y el sabor serán los mismos? Lamentablemente, la respuesta es no. ¿Qué tiene, entonces, de especial Sicilia?
Se cree que son las condiciones climáticas y características propias de las regiones sicilianas Catania, Siracusa y Enna las que influyen para que se produzca la antocianina. Además, se ha podido comprobar que parte del enrojecimiento del fruto se da por los cambios drásticos de dichas regiones: noches muy frías y luz diurna intensa. Por otra parte, el sol abundante que reciben es garante de una cantidad adecuada de azúcares simples, mientras que las lluvias moderadas aseguran sabores concentrados y penetrantes.
En países como Estados Unidos, España, Marruecos e, incluso, en otras regiones de Italia se han plantado y cultivado naranjas sanguinas; sin embargo, el sabor y el color no son iguales a los que presentan las que se cultivan en Sicilia.