Los hay de todo tipo. Blandos, duros, con café o crema catalana, chocolate con almendras, y mucho más. Los turrones son de los postres más variopintos de España y pueden encontrarse con casi cualquier ingrediente, dulce o salado, para cerrar una cena navideña. Aunque hay quien los come durante todo el año.
Sus orígenes, como muchos de los platillos especialmente del sur de España, tienen influencia árabe, pueblo que tiene una tradición muy antigua en la elaboración de dulces con miel y frutos secos como la almendra. Por otro lado, en la época de las Olimpiadas, los griegos consumían algo similar al turrón como alimento energético, compuesto por miel, almendras y otros frutos secos.
Así fueron pasando los años y de ser un alimento rápido y fácil para antes de las batallas, para los ejércitos, se convirtió en un postre familiar y navideño. Esta tradición data de 1584, de acuerdo con el libro Conduchos de Navidad de Francisco Martínez Montiño, que fue el cocinero del rey Felipe II, y quien escribió que se elaboraba turrón en todas las casas de la Villa.
Turrones blando y duro
Entre las muchas variedades es claro que existen dos tipos que son la base de todo turrón: el de Jijona o “Torró de Xixona”, que es comúnmente llamado el blando, y el turrón de Alicante que es el duro, ambos con Indicación Geográfica Protegida, lo que reafirma su calidad.
El primero es el que más gusta a los niños por su suavidad. Suele contener almendras tostadas, miel de abeja, azúcar y aromas. Su tonalidad es amarilla oscura y preserva con mucha intensidad el sabor dulce de la miel que se queda en el paladar.
En cambio, el turrón de Alicante podría ser incluso el primero o mayormente exportado y conocido en el mundo. Es blanco y sobresalen las piezas de almendras y otros ingredientes que destacan en su elaboración.
Al igual que el turrón de Jijona, tiene IGP con ingredientes cualificados y valorados por los expertos. Casi son los mismos que el anterior con la diferencia de que en Alicante le agregan obleas, cuyo fin es que no se peguen las pastillas de turrón entre ellas ni a los dedos.
En la variedad está el gusto
Existen otras variedades que con los años también han ganado adeptos más allá de las fronteras donde se producen. Cada uno, además, conlleva y atrapa la tradición de una región y solo los pobladores de estas zonas saben lo que representa el turrón propio.
Por ejemplo, el turrón de yema tostada es originario de Cataluña, y se inspira en el sabor de la crema catalana. Es uno de los más vendidos en Navidad, ya que no habría que comprar el postre catalán para llevarse su sabor a la boca, sino que por un buen precio se puede adquirir el turrón que transporta a estas tierras.
En su momento se creó para aprovechar las yemas sobrantes de las claras usadas para el resto de turrones.
Otras variaciones que apasionan más a los niños, o a los amantes de los dulces, son el de chocolate y el de coco. Estos pueden contener ingredientes como arroz inflado, frutos secos, chocolate blanco, negro o con leche.
El turrón de guirlache es otro. Fue introducido por los franceses en Aragón en el siglo XIX, y está hecho a base de almendras, azúcar, ajonjolí y caramelo solidificado.
Luego hay varios que destacan por su elaboración especial y única. Es el caso del turrón a la piedra, que es, quizá, uno de los más exquisitos que se fabrican. Se podrá diferenciar en los anaqueles porque es comercializado en una cajita de madera.
En su interior se puede encontrar un delicioso postre de textura blanda, que no contiene conservantes por lo que debe comerse pronto y que contiene proporciones de almendra y miel bastantes grandes y rústicas. Tras probarlo, queda en la boca un gran aroma a canela y limón.
La diferencia de elaboración radica en que la mezcla de las materias primas en el turrón a la piedra se hace en frío, en otro molino especial, mientras que en el turrón blando o de Jijona se hace en caliente, en boixets.
Las variedades podrían llegar hasta turrones de distintas frutas o los de nata y fresa. Pero, sinceramente, algunos no les consideran turrones, sino más bien un dulce navideño.
Cómo se comen
El maridaje asimismo es importante. No solo se pueden consumir turrones tras las cenas, sino que también cada uno tiene un acompañante perfecto.
Para el turrón de Alicante, por ejemplo, combina bien un whisky o un brandy que destaque el amargo de las almendras y el dulzor de la miel. Con el turrón de Jijona es preferible tomar un licor de chocolate o café, muy dulce para que complemente su sabor.
Para los turrones de chocolate o coco es mejor tomar un licor de naranja o afrutado. Mientras que al turrón de yema tostada le queda muy bien un cava rosado o algún champagne.
No hay que temer combinar con bebidas de otros países, pues el turrón no es exclusivo de España. En Italia preparan torrone con almendras, nueces, clara de huevo y miel de acacia; en Francia elaboran nougat a base de almendras y otros frutos secos, miel y clara de huevo; y en Turquía consumen miel turca, muy similar al turrón.
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@Patifini