El mundo de los hongos y las setas está plagado de productos que, en aspecto, no parecen ser muy deliciosos, cuando la realidad es totalmente lo contrario. Tal es el caso de las trompetas de la muerte que, aunque luzcan peligrosas y nada comestibles, son un gran aliado de la gastronomía.
Denominadas científicamente como Craterellus cornucopioides, se caracterizan por su color oscuro, con tonos grises, negros y azulados. Asimismo, por su forma de embudo, que suele asemejarse a una trompeta.
Un tesoro de los bosques

Otro de sus nombres es, paradójicamente, “cuerno de la abundancia”, aunque también se le llama “trufa de los pobres”, por su sabor parecido a la trufa negra y por tener un costo mucho menor. Esta seta, que suele tener una altura superior a los cuatro centímetros, crece en las zonas húmedas de bosques normalmente durante todo el año, aunque su punto óptimo es durante el otoño. Se da con facilidad y en abundancia, por lo que es fácil de identificar por sus características y evitar confusiones con especies tóxicas.
Con una textura suave y fina, es un producto que se consigue en países como Francia, Italia, Estados Unidos, Japón y Corea. Es sumamente versátil en la cocina, pudiendo ser usada tanto fresca, como deshidratada o en polvo como especia.

Se recomienda cocinarla siempre, al menos por 20 minutos, antes de implementarla, debido a que podría ser difícil de digerir. Puede aplicarse en salsas, risottos, guisos o preparaciones con carnes. Agregará un toque de sabor particular que potencia de buena manera cualquier receta. Mientras, ya que son muy aromáticas, lo ideal es prepararlas con pocas especias.
Por otro lado, las trompetas de la muerte son un ingrediente con muchos beneficios para el cuerpo. Refuerzan el sistema inmunológico, además de aportar varios minerales y ser ricas en vitaminas del grupo B y antioxidantes. Asimismo, resaltan por ser bajas en calorías.
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