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La tradición de los txokos vascos en ocho datos

Para los vascos la gastronomía es cosa seria y quién no lo crea puede preguntarle a cualquier integrante de los txokos. Estas sociedades gastronómicas forman un pilar fundamental en la cultura culinaria local, por lo que Google Arts and Culture les dedicó un trabajo especial para conocerlas a fondo.

Un txoko (cuya traducción al español puede ser rincón o esquina) es una especie de club o sociedad exclusiva donde la comida tiene una gran importancia. En esencia, se trata de lugares a donde los amigos se reúnen para cocinar juntos con el fin de luego comer y beber entre ellos.

Gastronomía vasca: marmitako
Platos locales como el marmitako destacan en los txokos / Foto: ElMUndoDeRecetas.com

En la exposición virtual España: Memoria Culinaria, realizada por Google Arts And Culture en colaboración con la Real Academia Española de Gastronomía (RAG,) se destaca la historia de estos recintos. Principalmente, por su labor en la salvaguarda de las tradiciones culinarias de Euskadi.

Conociendo los exclusivos txokos

País vasco: Txokos
La tradición de estos clubes comenzó en el siglo XIX / Foto: JLurquiaga.com

“Los llamados txokos o sociedades son locales privados en los que se junta un grupo de amigos para cocinar y disfrutar de un buen rato en torno a la mesa. Son lugares que han contribuido a cultivar y conservar la memoria culinaria tradicional del País Vasco“, cita el texto de la periodista gastronómica Silvia Artanza.

El primero de todos

Muchos saben que estas organizaciones culinarias nacieron en el siglo XIX, pero no excactamente cuál fue la primera. Fue en San Sebastián donde surgió esta tendencia, que hasta el día de hoy se mantiene, cuando varios amigos fundaran “La Fraternal”.

Se cuenta que todo ocurrió por la incomodidad del grupo por los altos precios del vino en locales tradicionales. Decidieron, entonces, juntarse en un sitio privado y disponer de su propia comida y bebida.

Todos caben en los txokos

Algo que caracteriza a estas asociaciones es que tienen una estructura. Es decir, normalmente hay un presidente y delegados para diferentes funciones. Sin embargo, no existe la figura del dueño en un txoko.

No hay propietarios y cualquier socio lo siente tan suyo como el resto, funciona porque existe confianza mutua. Esta consigna permitió que por aquel entonces compartieran un mismo espacio los artesanos con los médicos, los arrantzales (pescadores) con abogados y comerciantes”, cita el trabajo de Google Arts And Culture.

La colaboración como bandera

Nadie se queda sin hacer nada en cada encuentro: “Unos cocinan, otros preparan los entrantes, mientras hay quien trocea el pan y quienes estiran los manteles sobre las mesas y disponen los platos”, explican. Aquí no hay camareros o personas de servicio, todos ayudar a servir, a retirar y a lavar los platos en cada reunión.

Asimismo, es común pagar un monto por la comida, normalmente el precio exacto por la misma con el objetivo de hacer que cada actividad sea sustentable.

Más allá de la comida

Sí, comer es un gran atractivo en los txokos. Sin embargo, también resaltan por su espíritu unificador, donde los miembros se juntan para contar anécdotas, historias, chistes y más para pasar un buen rato.

Tradicionales txokos del País Vasco
Tradicionalmente, los txokos solo han permitido la entrada de hombres, aunque esto se ha flexibilizado / Foto: OndaVasca.com

¿Cualquiera puede pertenecer?

Esto no es tan fácil. Al ser tan antiguos, los miembros suelen ser muy celosos con el acceso a nuevos integrantes. Lo más común es que sea por nexos familiares, aunque cada miembro tiene derecho a llevar invitados de forma ocasional.

Las mujeres se abren paso… poco a poco

“En el momento en el que nacen las sociedades, las mujeres tenían prohibida la entrada, mucho menos que fueran socias. Pese a que los tiempos han cambiado, la evolución se desarrolla a ritmo lento y el tema sigue coleando en la actualidad: todavía hay sociedades que limitan el pase de mujeres a fechas u horarios concretos; otras que permiten su entrada pero no que entren a la cocina; también las que no cierran la puerta pero no las admiten como socias de pleno derecho”, comparte la exposión.

Uno de los pasos más importantes para la inclusión de mujeres llegó en 1998, cuando Aurora Aramburu se hiciera presidenta de un txoko, siendo la primera fémina en lograrlo.

Tradición ante todo

Lo que se disfruta en cada encuentro siempre se enfoca en los sabores vascos más puros. Poco se aventuran en preparaciones de otras latitudes, por lo que estos lugares se han convertido en un templo de protección de los saberes antiguos.

De hecho, algunos se han dedicado a documentar sus recetas para conservarlas para las futuras generaciones.

Más allá del País Vasco

Hoy en día hay txokos afuera de las fronteras de Euskadi. Por su influencia, hay algunos en regiones limítrofes y otros lugares de España. Además, las comunidades vascas lejos del país han creado sus “sucursales” de algunos grupos en naciones como Argentina y Uruguay.

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Con información de GoogleArtsAndCulture

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