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Salsa de soya, un condimento milenario

Los orígenes de la salsa de soya se remontan a la época de las antiguas dinastías chinas. Con el pasar de los años se fue abriendo paso en las despensas de muchos hogares. En la actualidad es uno de los condimentos más utilizados. Sin embargo, su procedencia y métodos de elaboración no son del todo conocidos.

Años y años de historia

Salsa de soya

Los primeros registros, que no poseen una fecha exacta, datan del período de la dinastía Zhou en China. Se cree que de específicamente los tiempos finales de aquel imperio, cerca del año 256.

En aquel entonces, la salazón o “Jiang” era el principal método de conservación para las carnes. De ese proceso, se resguardaban los residuos líquidos que luego eran aprovechados para condimentar las comidas.

Esos fueron los inicios, pero el momento cumbre de la salsa de soya en el continente asiático llegó de la mano del budismo. Esta doctrina filosófica y religiosa estaba muy relacionada con costumbres veganas. Cuando el movimiento se propagó por el Medio Oriente, también lo hicieron sus hábitos alimenticios. Los monjes buscaban sustitutos vegetales para aquellos que contenían carne.

Así fue, luego de varios experimentos, que dieron con los granos de soya. El resultado fue una pasta salada y fermentada de aquel insumo, que sería la precursora de la versión actual.

El invento que surgió en el gigante país pronto se popularizó en toda la región. En Japón, Filipinas, Malasia e Indonesia comenzó a verse con frecuencia en gran cantidad de platos.

Los métodos de elaboración se fueron perfeccionando hasta llegar al conocido líquido negro.

¿Cómo se elabora la salsa de soya?

Salsa de soya

Existen dos maneras, una tradicional y otra que recurre a químicos que facilitan su producción.

Tradicional

En cuanto a la forma típica, es un largo y minucioso proceso que proporciona una muestra más pura y de marcado sabor. Para elaborarla, los granos de soya son hervidos con un componente de fermentación. Luego de ser cocinados, se dejan reposar durante 4 días. Pasado ese tiempo, se mezclan con agua y sal y son resguardados por un lapso que puede abarcar entre 18 meses y 3 años. Esto dependerá del producto final que se desee comercializar. Cada cierto tiempo, se remueve la mezcla.

Al finalizar el añejamiento, se cuela el líquido y se calienta durante medio día. Constantemente se elimina la espuma resultante del hervor. Al enfriar, se procede al embotellamiento de la salsa para ser vendida.

Comercial

Por otro lado, la versión comercial es la más común. Su sabor es menos intenso y es mucho más salada. Se consigue a través del procesamiento de harina de soya, colorante de caramelo, jarabe de maíz u otros endulzantes y extracto de malta. Cabe destacar que no requiere de fermentación.

En Japón, está prohibida la venta de la salsa de soya que se hace a través de métodos artificiales. En otros países, la comercialización está regulada por la relación que existe entre su consumo y algunos problemas de salud.

Conocer el trasfondo de una preparación hace que la experiencia al utilizarla o saborearla sea mucho más placentera. Ahora condimentar con esta salsa tendrá un toque completamente milenario.

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