¿Qué mejor que un postre frío para combatir el verano? Con la llegada de las altas temperaturas, el crítico gastronómico Carlos Maribona tiene bien claras cuales son sus opciones favoritas cuando de heladerías artesanales se refiere.
Maribona, quien escribe para el diario ABC, dice que la temporada veraniega es sinónimo de helados. “Aunque se pueden consumir en cualquier época del año, es evidente que cuando más apetecen es cuando aprieta el calor“, dice.
El crítico comenta que, si bien la mayoría de opciones son “industrializadas”, para fortuna de los españoles cada vez hay más heladerías artesanales. Esas que preparan sus postres, bien sea cremosos o sorbetes, con técnicas tradicionales y productos frescos.
Indica que estos “helados son más naturales, sanos y ricos, aunque también pueden ser considerados un poco más caros. Sea como sea, comparte las que son sus favoritas para un dulce viaje por la geografía española.
Una travesía de heladerías artesanales
Della Sera (Logroño)

Fernando Sáez es llamado por muchos “el chef del frío”. Uno de sus tantos proyectos es Della Sera, un local en Logroño. Según expone en su portal web, su intención es reflejar los sabores riojanos y sus productos en cada helado, algo que logra con gran excelencia. Sabores dedicados a los vinos locales o a la repostería tradicional de la región forman parte de su propuesta.
En Della Sera se sirve todo lo que se explora en Obrador Grate. Este es una especie de laboratorio de experimentación en el que crea helados que surte a diferentes locales.
En Della Sera, actualmente tiene sabores como “Mazapán Riojano”; “Lías de Vino blanco Abel Mendoza 5V fermentado en barrica”; “Queso de Cabra de Ortigosa con Arándanos”; “Frambuesas al vinagre balsámico de Haro”; y más.
Rocambolesc (Girona)

El templo del sabor congelado del icónico Jordi Roca, uno de los pasteleros más destacados de la escena española desde hace años. La heladería tiene el mismo sello de excelencia de todos los proyectos de los Roca, por lo que visitarla vale la pena.
“Helados hechos al momento combinando técnicas tradicionales y vanguardistas y utilizando los ingredientes más naturales, en oferta limitada para garantizar la máxima calidad”, dice Maribona.
Entre algunas de sus apuestas está en “Helado láctico”, de leche de oveja; el “Sorbete de sandía y fresa”; y el “Sorbete de higos”. Asimismo, venden paletas con formas muy creativas y el “Panet”, un brioche caliente y tostado por fuera que se rellena con helado.
Además de su sede principal en Girona, también las hay en Barcelina y Madrid.
Oiartzun(San Sebastián)

Aunque Carlos Maribona aclara que se trata de una pastelería muy reconocida, sus buenas creaciones le hacen ganarse un puesto entre las heladerías artesanales.
El sitio es bastante moderno pero en sus sabores se siente la buena técnica de los procesos tradicionales. Tienen helados cremosos de sabores como “Café”, “Almendra”, “Chocolate blanco, “New York cheese cake”, Rosco de Reyes”, “Arroz con leche”, y más. A su vez, la lista de sorbetes y sabores más afrutados también es amplia y muy recomendada.
El Turronero (Menorca)

“Probablemente los mejores helados que se pueden tomar en las islas Baleares son los que sirven en El Turronero. Este es un centenario establecimiento enclavado en el centro de Mahón”, dice el especialista gastronómico.
Este es un negocio de gran tradición familiar que ya va por la cuarta generación. Siempre manteniendo en lo más alto los estándares. Su helado más clásico es, como el nombre del lugar indica, el que se hace con turrón de Jijona, pero no todo se limita a esto.
Su gran selección de productos naturales y locales les hacen ofrecer “hasta 42 tipos de sabores”. Normalmente, esta cantidad está presente en la temporada de verano, a sabiendas de los demandados que son sus helados en estos tiempos.
Delacrem (Barcelona)

Si hay un país donde saben de buenos helados, es en Italia. El italiano Massimo Pagnata pone de manifiesto sus saberes y dispone de creaciones magnificas para el paladar en Barcelona.
Para el crítico de ABC, todo lo que ocurre ahí es “pura artesanía”. Los helados se hacen siguiendo procesos extremadamente naturales, sin uso alguno de colorantes o aromatizantes artificiales.
“En poco más de una década se ha convertido en una de las más populares de la Ciudad Condal, hasta el punto de que en verano llegan a elaborar 80 kilos al día”, explica.
¿Alguna recomendación de Maribona? El affogato. Este helado que se “ahoga” en café es un clásico italiano y una de las mejores preparaciones de Pignata.
Fiordilatte (Lugo)

Esta iniciativa en la ciudad gallega también se inspira en la tradición italiana del gelato. Uno de sus sellos principales es que todo lo que se ofrece a los clientes es preparado el mismo día.
El local está abierto desde 2006 gracias al sueño de la lugareña Antiaa Lence y el italiano Raffaele Cugini. Maribona recomienda sus sorbetes en épocas de calor y sus helados cremosos de castañas o el de calabaza.
Islandia (Gijón)

Negocio asturiano que lleva abierto desde 1958 y que saltó a la fama gracias a Pepu Noval, hijo del fundador. Aunque ambos ya pasaron a otro plano, se sigue manteniendo el espíritu original y sigue siendo una alternativa imperdible.
“Noval revolucionó el negocio en los años 90 cuando empezó a elaborar helados autóctonos de fabada, queso de Cabrales o sidra, a los que más recientemente se han añadido otros como el de castaña, oricios o centollo”, afirma.
Aunque se pueden encontrar los sabores más populares, se aconseja probar los que se inspiran en productos de la región.
Casa Mira (Málaga)

Su carta de presentación es ser una de las heladerías artesanales más antiguas, al menos, la de más historia en Málaga. Gracias al trabajo de Severino Mira Cortés, se convirtió en un destino insegne para los amantes de este postre.
Históricamente no solo los helados, que venden en verano, han sido estelares. El turrón, que toma protagonismo en invierno, es otra de sus creaciones que vale la pena probar y descubrir.
Es la cuarta generación de la familia quien hoy dirige Casa Mira y son imperdibles su preparados de frutas o, yendo a lo más purista, su helado de mantecado.
Maison Glacée (Madrid)

Proyecto de ricardo Vélez, quien triunfó con su pastelería Moulin Chocolat. Ahora, incursiona con éxito enel mundo de los helados, ganándose el aprecio de Maribona.
Una de las premisas de Vélez es mantener la carta siempre rotando. Solo hay un helado que se puede disfrutar todo el año: el sorbete de frambuesa. Otros como “vainilla con ron, tarta de limón, fresas… o el original de pan, chocolate y aceite”, entran y salen del mené constantemente.
Bico de Xeado (Coruña)

La última en la lista de heladerías artesanales del crítico. “Se trata de una cooperativa agraria que comenzó a elaborar helados de calidad, especialmente cremosos, a partir de leche fresca procedente de vacas de su propia granja en O Cancelo (Coruña)”, explica.
Sus buenas recetas de sabores clásicos u otros más especiales le han valido ser reconocidos no solo en Coruña, sino también en sus sedes de Barcelona, Madrid y Valencia.
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Con información de ABC y Carlos Maribona