Las setas u hongos son sumamente variados y nunca parece que se terminan de conocer todos. En este caso, los protagonistas son los enoki, típicos de la cocina japonesa y cada vez más populares en occidente.
Con forma de racimos de tallos finos y coloración blanca, el Flammulina velutipes se hace cada vez más interesante para los cocineros fuera de Japón y otras naciones asiáticas, como China o Corea, donde también es apreciado.
Este producto se caracteriza por su sabor, ligeramente dulce y afrutado, y por su textura crujiente. Son tan nobles para los fines gastronómicos, que se pueden comer crudos, en preparaciones como ensaladas, o de manera más elaborada en otras recetas.
Conociendo el hongo enoki

El hongo enoki puede crecer tanto de forma silvestre como en cultivos. De su crecimiento en los países mencionados se tienen registros muy antiguos, por lo que su consumo tiene gran tradición. Las setas que crecen naturalmente lo hacen cerca de árboles grandes y son considerablemente diferentes: poseen sombreros y tallos más grandes y su coloración es más bien marrón.
La versión cultivada es la más popular y es como muchos la conocen. Estas se siembran en lugares totalmente oscuros y con alta concentración de CO2 (Dióxido de carbono). Ambos factores hacen que el insumo tome su forma y color característicos.
El enokitake (nombre que recibe en Japón) o “agujas de oro”, es muy versátil en la cocina. Además de consumirse crudos, también pueden ir muy bien en guisos, sopas o en un salteado de diversos ingredientes. Por sus características, lo recomendable es añadirlo siempre al final de la preparación, lo que será suficiente para que hagan efecto.

Además de ser muy ricos y útiles, son sumamente saludables. Los enoki son ricos en nutrientes, minerales, proteínas y varias vitaminas del grupo B. A lo largo de la historia, se le han atribuido beneficios como ser muy buenos para el funcionamiento del corazón, pues ayudaría a reducir la grasa en la arterías. Asimismo, es una gran fuente de antioxidantes.
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