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¿Cuál es la diferencia entre albóndigas suecas e italianas?

Bah, pues qué fácil. La diferencia es que unas son de Suecia y otras de Italia. ¿O no? Pues no, fue una simple broma. Las albóndigas son una preparación muy tradicional y apreciada en casi todo el mundo. Independientemente de las recetas originales, estas son constantemente versionadas según el gusto del cocinero y los comensales.

No hay reglas fijas para prepararlas ni para acompañarlas con otros alimentos. Sin embargo, cuando se habla de las albóndigas tradicionales suecas y las italianas, sí existen diferencias bien marcadas que son muy importantes reconocer.

Las primeras, que en tierras suecas son llamadas Kottbullar, son muy consumidas en el mundo, con complicidad de la cadena de tiendas por departamento IKEA, que está presente en 28 países. Son muy distintas de las del país de la bota, que también tienen su nombre regional: Polpette.

Son tres los tipos de carne que suelen emplearse para elaborar cualquiera de las dos versiones: res, puerco o ternera. Las suecas se preparan generalmente con cantidades iguales de res y puerco, aunque a veces suelen sustituir una de estas por ternera e incluso venado. En cambio, los italianos usualmente no mezclan dos carnes distintas sino que elaboran las albóndigas con una de ellas, especialmente la de res.

Albóndigas italianas
Albóndigas italianas

El tamaño también es importante. Las suecas son mucho más pequeñas, prácticamente de tamaño bocado. Como si se tratara de las típicas bolitas de carne que se preparan en fiestas o reuniones. Por otro lado, las italianas suelen ser mucho más grandes, tanto que se pueden cortar hasta en cuatro trozos para poder llevarlas a la boca.

Con respecto a los otros ingredientes que suelen incluir, ambas contienen cebolla finamente picada y panada, que no es más que pan duro desmenuzado y remojado en leche. Por separado, las suecas pueden llevar nuez moscada, pimienta blanca y a veces jengibre, y las italianas incluyen parmesano rallado, ajo, perejil finamente picado y, en ocasiones, orégano.

¿Y qué hay de la salsa?

Oh, vaya detalle. Las albóndigas no son albóndigas si no llevan su característica salsa, pero, evidentemente, no son iguales en los dos casos. Las italianas van con salsas tradicionales de ese país, como marinara o napoli, que tienen el tomate como elemento principal. A su vez, las suecas van bañadas con una salsa gravy hecha con una roux, caldo de res y crema agria.

Los acompañantes son otro punto a destacar. Como es de esperarse, las italianas van con pasta, eso es ley de vida. De lo contrario serían “traditori della patria”. En otros casos pueden ir con pizza, sándwiches o polenta.

Pasta con albóndigas
Pasta con albóndigas italianas

Por el contrario, las suecas se sirven generalmente con puré de papas o como simples aperitivos que pueden comerse con palillos. También le acompaña la mermelada de frutos rojos.

Albóndigas suecas
Albóndigas suecas con puré de papas y mermelada de frutos rojos

Estas, pues, fueron las diferencias, pero ¿por qué no tomar lo mejor de cada una y hacer las albóndigas a su gusto? Ese, sin duda, sería el platillo ganador. ¡A cocinar se ha dicho!

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Con información de Chowhound.

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