Para gran parte de la población mundial, comer insectos sería algo totalmente impensable. El simple hecho de considerarlo lograría asquear hasta al más valiente. Sin embargo, existen países donde esta ingesta es totalmente normal, de hecho, son exquisiteces dentro de sus respectivas gastronomías. Según algunas organizaciones, el consumo de estas criaturas irá ganando cada vez más terrero en el mundo, e incluso, algunos argumentan que serán pieza fundamental de la dieta humana con el pasar de los años.
¿Qué es la entomofagia?
Este término se deriva de los vocablos griegos “éntomos”, que significa insecto, y “faguein”, que es comer. Consiste en el consumo de insectos y arácnidos, o artrópodos, por parte de humanos o animales.
Este hábito alimentario forma parte del acervo cultural en algunos países de África, Asia, Latinoamérica y Australia. Mientras en otras culturas es muy poco común o es considerado un tabú.
Los países más orientados a esta tendencia, de orígenes muy antiguos, son China, Tailandia, India, Japón, México, Chile, Uruguay, Marruecos, Egipto, Somalia, Sudáfrica y Australia.
No, en Occidente no estamos muy a favor…
Según historiadores, los insectos formaron parte de la dieta humana desde tiempos ancestrales. Incluso hay registros de que los griegos y los romanos tenían esta costumbre. Pero, ¿por qué ahora causa tanta repulsión?
Para la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) el origen de la aversión se debe a los inicios de la agricultura tradicional. Los insectos significaban una grave amenaza para la producción masiva de alimentos y esto llevó a los ancestros a percibir de manera negativa los “bichos”. En conclusión, la FAO atribuye la sensación de asco por los insectos a una sugestión cultural de la sociedad occidental.
¿Es bueno comer insectos?
Se ha comprobado desde hace mucho tiempo que el contenido en proteínas de algunas especies es sumamente alto, casi igual o superior al de la carne. Ejemplo de esto son los saltamontes, que poseen 20% de proteínas, mientras que un filete de ternera posee 27%. Algunos pueden llegar hasta 60% de contenido proteico.
Además, los insectos pueden aportar a la dieta humana vitaminas, minerales y grasas. El aporte de cada uno de estos nutrientes depende de la especie y de la preparación de los mismos, y dentro de una misma especie obedece en gran medida al hábitat.
Una tendencia que pica y se extiende
Hasta hace relativamente poco tiempo, en los países en los cuales es tradicional consumir estas criaturas de varias patas la ingesta se promovía como algo artesanal o parte de la comida callejera. La popularidad de estas preparaciones, sin embargo, se ha ido elevando, y esto comienza a notarse.
En Tailandia, uno de los países con mayor índice de preferencia por los bichos, se nota la industrialización de este mercado. Salsas, pastas, galletas, hamburguesas a base de diferentes especies de insectos se comienzan a comercializar en la exótica nación asiática. “El país ya es el líder global respecto a la industria de insectos comestibles en varios sentidos”, señala Patrick Durst, representante de la FAO en Bangkok.
Cerca de 250 empresas se han dado a la tarea de llevar estos productos a otros países y expandir el placer por estas crujientes preparaciones.
Por otro lado, en México, la profesionalización de la cocina dedicada a la entomofagia es cada vez mayor. Lo que antes era una práctica culinaria de estados rurales, ha llegado hasta restaurantes de alta cocina especializados en esta área.
En otros países, los factores limitativos de esta cocina son el prejuicio social y los vacíos legales que impiden el consumo de insectos. España es de las naciones donde estrictas medidas sanitarias han impedido que se popularice esta tendencia.
La posible dieta del futuro
Se especula que para el año 2030 la población humana se habrá multiplicado a tal escala que, combinada con los fuertes cambios climáticos, será extremadamente difícil lograr sostenibilidad alimentaria para la sociedad. La agricultura dejará de ser un modelo de producción de alimentos sustentable y se deberán buscar otras alternativas nutricionales.
La FAO considera que, para ese entonces, los insectos pasarán a ser parte esencial de la supervivencia humana. Eva Muller, representante de la fundación así lo indicó:
“La recolección de insectos y su crianza en el hogar o a escala industrial puede ofrecer importantes oportunidades de subsistencia para las personas, tanto en países en desarrollo como en países desarrollados. […] En los países en desarrollo, los miembros más pobres de la sociedad pueden participar en la recolección, el cultivo, el procesamiento y la venta de insectos. Estas actividades pueden mejorar directamente sus propias dietas y proporcionar ingresos en efectivo a través de la venta de los excedentes de producción. […] Los insectos pueden ser recogidos directamente y con facilidad de la propia naturaleza o criados con una inversión mínima”.
Para la organización especializada de la ONU, los insectos darían abasto para alimentar a cerca de 2.000 millones de familias (cerca de un cuarto de la población mundial para 2030). Además, alegan que incluirlos en nuestro día a día traería beneficios al planeta, como la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero y de amoníaco.
Los amantes de los insectos más famosos del cine
Las referencias a la entomofagia han estado presentes en el mundo del séptimo arte. La famosa película de Disney El Rey León hace una representación de esta rama de la gastronomía dentro de la cultura africana.
En el filme, Timón (suricato) y Pumba (jabalí) invitan a Simba (León) a una dieta alocada con todo tipo de bichos. En palabras de los personajes, “viscosos pero sabrosos”, son esta una representación del gran consumo de insectos en África.
Independientemente de lo beneficiosos o hasta exquisitos que puedan ser los insectos, representa un reto tremendo adaptarlos a nuestra dieta rutinaria. Sin embargo, es indudablemente una moda que poco a poco se adentra en los gustos más extravagantes. Y usted, ¿se atrevería a comer insectos?
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Con información de Botanical y Ecoosfera