La cebolla es uno de los ingredientes más empleados en la cocina para dar sabor a las comidas; desde ensaladas y patés, hasta carnes guisadas y preparaciones al horno. Sin embargo, a pesar de su uso tan popularizado pocos conocen todas las variedades que existen, incluso llegando a creer que sólo hay cebollas blancas y moradas. Lo cierto es que existen varios tipos de cebollas.
Cada uno de estos tipos de cebolla le da un toque distinto a los platos, por lo cual tienen un uso específico.
Para evitar confusiones y poder aprovechar al máximo cada clase de cebolla, hicimos una sencilla guía de los usos de algunos tipos de cebolla:
Cebolla larga o cebollín
Este tipo de cebolla no forma bulbos, sino que presenta un ligero engrosamiento en la base de sus hojas. Es de forma alargada y de poco grosor. Tiene un sabor más suave que el de la cebolla común, por lo cual suele comerse en ensaladas o para darle un toque final a pastas y sopas. Del cebollín es recomendable emplear sólo la parte blanca y no las hojas.
Cebolla morada
Es fácil de identificar, ya que es de color rojo, violeta o morado, y generalmente tiene la piel fina. Proviene de Italia y es una de las variedades más valoradas por los expertos en gastronomía debido a su dulce sabor y su textura suave. Este es el tipo de cebolla ideal para las ensaladas.
Cebolla dorada o cebolla cabezona amarilla
Es grande, redonda y la caracteriza un color dorado o cobre. Este tipo de cebolla es ideal para comerlo cocinado, ya que tiene un sabor bastante fuerte.
Chalota larga
Tiene la apariencia de bulbos de color rojizo. Muy cultivada en Francia, es bastante aromática y posee un sabor entre dulce y picante. Son ideales para guisos y salsas; también pueden consumirse en ensaladas o como acompañantes de carnes y pescados.
Cebolla blanca o cebolla cabezona blanca
También conocida simplemente como cebolla. Es la especie más cultivada de la especie Allium (género de plantas que dan origen a las cebollas, ajos y puerros). Tiene un sabor fuerte y se emplea igual que la cebolla dorada, en salsas, guisos y otros platos cocinados, por ejemplo los aros de cebolla.