Durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018, ocurrió una curiosa confusión por parte de uno de los chefs pertenecientes al equipo de cocineros de la delegación de Noruega. En cada jornada, los responsables de la alimentación de los atletas hacen sus pedidos de alimentos, de acuerdo con la dieta y los gustos de sus abanderados.
Al estar ubicados en Corea, estos gastrónomos tuvieron que traducir toda su orden, de modo que fuese entendible para los proveedores. Lo que sucedió fue que en vez de recibir 1.500 huevos como tenían previsto, les llegó un cargamento de ¡15.000!
Stale Johansen, uno de los cocineros, fue el culpable de este malentendido, pues al confundir una simple sílaba durante la traducción, alteró por completo la cantidad necesaria de huevos. Su compañero de fogones, Tore Ovrebo, aclaró todo y explicó que, en realidad, no necesitaban esa cifra exagerada de materia prima. Al principio, el equipo no sabía qué hacer con tantos huevos, pues para poder agotarlos debían darle aproximadamente 124 huevos a cada uno de los 121 deportistas de la selección noruega.
Luego, afortunadamente, tuvieron la opción de devolver cada huevo restante al proveedor encargado. Los noruegos deben estar contentos de que no los hayan tenido que atiborrar de omelettes y tortillas.
Una importante responsabilidad
Además de ser quienes deben cocinar y procesar los alimentos perfectamente para que los atletas estén bien nutridos, los chefs olímpicos deben ordenar los ingredientes y planificar bien la variedad de platillos. Según declaraciones de Johansen a un medio de su país, tanto él como sus colegas pasan casi las 24 horas del día cocinando. Si bien vale mucho lo que hacen los deportistas sobre el hielo y la nieve, también es destacable la labor de estos cómplices.
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