Casa Cacao (Girona) es una realidad. El proyecto chocolatero del pastelero Jordi Roca en colaboración de Anna Payet, esposa de su hermano Joan, abrió sus puertas para revolucionar España con una propuesta interesante.
Un cómodo templo del cacao
El lugar, que junta un hotel, un taller de chocolate, una cafetería y una tienda es la materialización de un sueño de ambos. Tanto Roca como Payet, conversaron con The World’s 50 Best Restaurants para revelar los detalles y pormenores de Casa Cacao.
Sobre cómo surgió la idea de inaugurar un hotel relacionado con el chocolate, Payet comentó que fue la combinación de deseos de cada uno. Tras tener la oportunidad de comprar el antiguo edificio, unieron fuerzas. Anna se encarga de la gestión turística, mientras Jordi se ocupa de todo lo concerniente al cacao.
El toque de Jordi
El pastelero ahonda en su aporte a la iniciativa, explicando que contará con una fábrica para la elaboración de diversos chocolates y además con un espacio donde los visitantes podrán aprender del proceso. Agrega que seguirá una filosofía Bean to Bar, donde se cuida cada detalle desde el grano de cacao hasta la tableta. Asimismo, que las variedades que utilizarán procederán de República Dominicana, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia y Venezuela.
Roca añade que será un lugar increíble para visitar y vivir una experiencia inolvidable. Desde bombones, granos tostados, barras de chocolate creativas hasta una infinidad de postres de su autoría podrán comprarse allí.
Por su parte, Anna asegura que la comodidad está garantizada para los visitantes. Comparte que durmió en cada una de las habitaciones antes de la apertura para asegurar que todo esté como los huéspedes merecen.
Payet, quien ha trabajado de la mano de la familia Roca “desde que Jordi tenía tres años”, asegura que tendrá el sello de calidad de El Celler de Can Roca. En sus palabras, intentarán evocar al máximo la excelencia de uno de los mejores restaurantes del mundo en Casa Cacao.
Emocionados por lo que será el futuro del proyecto, el dúo ha demostrado gran afinidad por el otro. “El entusiasmo de Anna es muy contagioso. Ella es una gran organizadora y tiene una increíble cantidad de energía y buen rollo”, dice el pastelero sobre su socia. Mientras, Payet asegura que su compañero goza de gran “entusiasmo, sentido del humor y una forma de mirar siempre más allá”.
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