El movimiento from bean to bar, o del grano a la barra, se enfoca en la cultura conservacionista y ecológica de cultivar y experimentar de cerca la elaboración del chocolate; actualmente es una de las más grandes novedades en el mundo de la chocolatería mundial. La tendencia Bean to bar implica experimentar con los procesos establecidos para la elaboración del chocolate con la finalidad de reinventar su potencial.
Bean to Bar convierte a cualquier persona en un artesano y amante de la semilla del cacao. Con ésta experimenta y convierte su proceso en una experiencia sensorial que culmina con la elaboración de tabletas de chocolate únicas.
El auge del Bean to Bar
Pese a que este movimiento comenzó a popularizarse a principios de la década del dos mil en Estados Unidos, no fue sino en pequeños laboratorios caseros donde surgieron sus representantes más importantes.
En el caso de Venezuela, desde hace cientos de años, están dadas las condiciones para que prolifere el bean to bar; esto gracias al trabajo de pequeños productores que hoy en día son impulsados, representados y popularizados mundialmente por embajadores como Chocolates Paria, Chocolatería Francheski y Cacao de Origen; cada uno a su manera y con esta filosofía bean to bar arraigada desde siempre.
No en vano es el cacao venezolano el preferido por los mejores chocolateros del mundo, convertidos actualmente en una especie de “cacao hunters”, quienes recorren el mundo buscando las mejores cosechas y las valoran monetaria y sensorialmente de acuerdo a su calidad. Tal es el caso del chocolatier Patrice Chapon, quien a su juicio, cataloga a la semilla de cacao venezolana como la más noble y sabrosa del mundo.
La conquista del movimiento
El movimiento “bean to bar” se afianza poco a poco en diferentes partes del mundo; esto gracias a nueva ola de consumidores y amantes del chocolate, que se interesan por saber de dónde vinieron las semillas; así como de toda la cadena de comercio justo y el compromiso ecológico de los productores que crean chocolates con calidad artesanal, sabores únicos y poco comerciales.
Ante esta afirmación se expresa con convicción y entusiasmo la embajadora del chocolate venezolano en el mundo, Maria Fernanda Di Giacobbe, “hay que escuchar la semilla del cacao, olerla, clasificarla, ver sus bondades y entregarse al proceso de convertirla; ya no nos conformamos con los chocolates standars y ese es un movimiento que debe ir evolucionando en nuestro país, para que cada vez más, en cada espacio venezolano, se cultive una planta de cacao”.