La ciudad francesa de Dijon, capital de la región de Borgoña, es famosa, entre otras cosas, por sus vinos, mostaza y monumentos arquitectónicos. Ahora, quizás también se le sume que allí está la Ciudad Internacional de la Gastronomía y el Vino. Un lugar para celebrar el buen comer y beber. Y de eso, bastante saben los franceses.
El recinto, de 70 mil metros cuadrados, fue inaugurado el viernes 6 de mayo, en lo que fue el antiguo Hospital del Espíritu Santo. El lugar está en un predio de 6,5 hectáreas, en las puertas del centro histórico. También en el kilómetro cero de la ruta de los Grands Curs, el camino real que permite conocer los viñedos de Borgoña.
Y es que este gran complejo está compuesto por edificios que han sido rehabilitados de los siglos XVI a XVIII, y otros nuevos. Todo gira en torno a los verbos cultivarse, formarse y disfrutar.
Cuatro exposiciones

En un espacio de 1.750 metros cuadrados se podrán disfrutar de grandes exposiciones que cuentan la gastronomía francesa. Textos, videos, fotos, teatro, animaciones interactivas y decorados gigantes. Es un amplio abanico de dispositivos que se movilizan a través de tres espacios complementarios.
La Ciudad Internacional de la Gastronomía y el Vino cuenta con cuatro. Una es El pequeño teatro del buen comer y beber bien. La exposición es un viaje interpretativo con dispositivos interactivos, escenográficos, multimedia didáctica, lúdica, películas, instalaciones escenográficas. Incluye ocho fotos de comidas tomadas por el fotógrafo-retratista Denis Rouvre, y un pequeño teatro automático que cuenta la génesis de la gastronomía francesa.
La otra exposición se titula En la cocina. Está instalada en un escenario experimental e interactivo. Representa los cinco sentidos puestos en acción al cocinar o disfrutar de la comida. Termina con un gran juego digital interactivo Pánico en la cocina, que ofrece cocinar recetas en un tiempo limitado, como en un videojuego de tamaño real.

La tercera es La capilla de climas y terroirs. Esta explora con la ayuda de proyecciones inmersas, testimonios e interactivos, los climas de los viñedos de Borgoña, así como la riqueza del patrimonio gastronómico de la región.
A estas tres exposiciones permanentes, se le suma una temporal. No es pastel, los secretos de la pastelería francesa. Esta muestra invita a descubrir las especialidades de la pastelería de este país. Está patrocinada por Pierre Hermé, reconocido como uno de los mejores pasteleros del mundo.
Tiendas, demostraciones y más…

También está la renovada Librería Gourmet, abierta en 1985 y con bibliografía especializada. Aparte, cuenta con un Centro de la Interpretación de la Arquitectura y el Patrimonio, y nueve salas de cine de la cadena Pathé Dijon.
La Ciudad Internacional de la Gastronomía y el Vino ofrece distintos programas de la escuela Ferrandi París. Adicionalmente, talleres y catas con la Escuela del Vino de Borgoña y las novedades de la Cocina Experimental de la Villa Gastronómica. Este es un espacio dinámico para eventos y aprendizajes con distintos chefs.
Como es de esperarse hay tiendas dedicadas a los quesos, carnes, embutidos, pescados y mariscos, chocolates y pastelería, y más. Y claro está, al estar en Dijon, obviamente no puede faltar un lugar dedicado a sus mostazas.
Para comer y beber

Entre las propuestas que conseguirán los visitantes a este enorme complejo está el restaurante La Table des Climats, dirigido por el chef Érick Pras, de Maison Lameloise (tres estrellas Michelin). Su concepto es el de armonías entre platos y vinos, ubicado en una sala instalada en la capilla del antiguo hospital.
Otro es Le Comptoir de la Cité, que tiene más que ver con los clásicos de la cocina borgoñesa, con recetas tradicionales e ingredientes locales.
Tampoco pueden faltar los vinos. De hecho, La Cave de la Cité, tiene su propio lugar, con más de tres mil referencias de tintos, blancos y rosados. Aparte de los de la región, hay de Francia en sí y de otras partes del mundo. De todas esas referencias, 250 de ellas se pueden degustar por copa.
Y los amantes de las cervezas también conseguirán un espacio. Se trata de Bamagotchu, un bar, cuya terraza es de unos 100 metros cuadrados. La carta ofrece 14 espumosas industriales y otras 25 artesanales. También hay variedad de cocteles y sesiones de música.
La primera de cuatro

En 2010, la Unesco declaró la gastronomía francesa como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Tres años después, el presidente francés de aquel entonces, François Hollande decidió que se construyeran cuatro Ciudades de la Gastronomía.
La Ciudad Internacional de la Gastronomía y el Vino de Dijon es la primera. Contó con una inversión de 250 millones de euros, cuyo 90% de su financiación provino del sector privado.
Las otras tres estarán listas en los próximos años. Por ejemplo, la de Lyon tendrá que ver con la alimentación y salud: la de París-Rungis, con la alimentación sostenible y gastronomía responsable. Mientras que la de Tours, estará basada en la ciencia humana y social.
También le puede interesar: Para los franceses sus quesos son un verdadero orgullo