La Toscana representa uno de los lugares italianos más populares y hermosos. Es una región que cuenta con gran patrimonio en lo artístico, histórico, económico, cultural y además, en sus vinos, que son reconocidos en todo el mundo. Tiene 29 denominaciones de origen controlada (DOC) y siete denominaciones de origen controlada y garantizada (DOCG). Sin embargo, existe una categoría de vinos elaborados fuera de las estrictas regulaciones: los Súper Toscanos.
Cambiando los esquemas
Los Súper Toscanos son vinos que tienen sus orígenes en la década de los setenta del siglo XX, específicamente en la zona de Chianti, donde se hace el vino homónimo. Según establecen las regulaciones, este no podía realizarse con más de 70% de uvas Sangiovese y además, debía contener 10% de uvas blancas de la localidad.
En aquel entonces, muchos productores de la región no estaban de acuerdo con seguir los parámetros. Se inició una tendencia hacia la utilización de otros tipos de uvas para conseguir vinos de mejor calidad. Entra ellas resaltan algunas de origen francés: Cabernet Sauvignon y Merlot.
De tal manera, estos no podían denominarse como Chianti al no estar bajo la DOC o la DOCG. Las casas vinícolas debían etiquetarlos simplemente como “vinos de tavola” (vinos de mesa), algo que suponía de baja calidad, lo cual estaba muy alejado de la realidad.
Rápidamente la idea se extendió por toda la Toscana, dando pie al movimiento de los Súper Toscanos. Actualmente, se referencian bajo la clasificación de Indicazione Geografica Tipica (IGT, Indicación Geográfica Típica). Son catalogados por muchos como vinos de culto por su excelencia. De hecho, algunas reformas han permitido que varios sean considerados en las DOC o DOCG.
El pionero
Como en todo, siempre existe una personalidad encargada de innovar. En este caso, el protagonista fue el marqués Piero Antinori, quien dirige la bodega Marchesi Antinori, con más de 600 años de historia.
Según se relata, Niccolo, padre de Piero, elaboraba un vino Chianti con otros tipos de uvas para consumo privado de la familia. Se inspiró en el Sassicaia, vino toscano a base de Cabernet Sauvignon, creado por el marqués Mario Incisa della Rocchetta.
Con el pasar de los años, esta receta pasó a su primogénito, quien decidió comercializarlo en 1971 bajo el nombre de Tignanello, uno de los primeros Súper Toscanos de gran renombre.
Comenzaron produciendo 20 mil botellas del Tignanello, lo que representó un éxito. “Su mezcla fue de 80% Cabernet Sauvignon y 20% Cabernet Franc. Posteriormente, se le incluyó la Sangiovese”, cita Marchesi Antinori en su web.
De esta forma, lo que inició como una irreverencia, terminó llevándose los honores como una bebida fina y costosa que hoy en día muchos expertos aprecian.
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